Diez Doncellas
מַתִּיָהוּ
Matiyaju 25:1-13
Semejante es el Reino de los Cielos a diez
עֲלָמוֹת (alamot) doncellas (vírgenes) que cogieron sus lámparas y salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran כְּסִילוֹת (ksiylot) descuidadas, y cinco eran נְבוֹנוֹת (nvonot) sensatas. Ya que las descuidadas cogieron las מְּנוֹרוֹת (mnorot) lámparas y no cogieron el respectivo שֶׁמֶן (shemen) aceite, pero las sensatas cogieron aceite en vasijas junto con sus lámparas. Sin embargo al demorarse el חָתָן (cjatan) novio, cabecearon de sueño y se durmieron (el ‘novio’ es Yahshuah, y Su retraso refleja el tiempo entre Sus ‘dos advenimientos’). En la mitad de la noche se oyó grito, ‘¡He aquí el novio, salgan a recibirlo!’ Entonces aquellas doncellas (vírgenes) se levantaron y arreglaron sus lámparas. Dijeron las descuidadas a las sensatas: ‘Dennos del aceite de ustedes, porque nuestras lámparas se apagan.’ Pero las sensatas respondieron, ‘Oigan, no hay suficiente para nosotras y para ustedes. Vayan a los vendedores y compren para ustedes.’ En tanto que ellas iban a comprar, vino el novio; las doncellas preparadas entraron con él a la boda, y se cerró la entrada (dormirse implica perder; vigilar implica ganar). Después vinieron también las otras doncellas (vírgenes) y dijeron, ‘Maestro nuestro, Maestro nuestro, ábrenos.’ Pero Él respondió, ‘אָמֵן (Amein) ciertamente Yo les digo, no las conozco a ustedes.’ Entonces manténganse sobre vigilancia, porque ustedes no saben el día, ni la hora cuando venga El Hijo de El Hombre (la frase “cuando venga El Hijo de El Hombre” fue omitida [infiriendo que Yahshuah no vendrá] sin razón en varias de las versiones modernas; este es el caso de versiones hispanas como la de “la Biblia de los Hispanos”, “Testigos de Jehova” [“Traducción del Nuevo Mundo”], “Nueva Versión Internacional”, “Peshita Hispana”, “Septuaginta Hispana”, “Traducción Kadosh Israelita Mesiánica”, “Biblia Latinoamericana 1995”, “Dios Habla Hoy”, “La Biblia de Jerusalén”, “La Biblia de las Américas”, “El Código Real”, entre otras; y entre las versiones inglesas encontramos a “Nueva Versión Estándar Americana”, “Nueva Versión Estándar Revisada”, “Versión Estándar Revisada”, “The Living Bible”, entre otras. Todas estas versiones han copiado el error de un texto griego cuya filosofía es negar todas las cosas pertinentes a Yahshuah El Mesías, como son Su Eterna pre-existencia, Su nacimiento virginal, Su Resurrección, Ascensión, etc. Todas estas versiones removieron las siete [7] palabras que comprueban que Él retornará).
La llegada inesperada de El Maestro se compara con el ‘hombre’ o ‘esposo’ que se dirige al Banquete de Boda, en donde el festín nupcial refleja la reunión entre El Maestro y su discípulo. La parábola refleja la importancia creciente en la necesidad de prepararse, a fin de calificar para entrar en el Reino de los Cielos, en donde la vigilancia y la observancia son absolutamente necesarias.
Cuando la parábola dice que “Semejante es el Reino de los Cielos a diez עֲלָמוֹת (alamot) doncellas (vírgenes)” cabe destacar que la realidad espiritual se mueve tal como las diez doncellas: unas se conducen de manera adecuada, y otras no. Se ha considerado que el término doncellas o vírgenes designa al género femenino solamente, por lo que se cree que solo aplica a un mensaje de El Maestro dirigido a la mujer como tal. Sin embargo, la parábola también puede aplicarse a individuos del sexo masculino, dando fe de que en הִתְגַּלּוּת Jitgalut 14:4 se emplea la palabra ‘vírgenes’ con tal fin. En ambos casos, el total de ‘diez vírgenes’ también puede reflejar a tribus, y más en concreto refleja a Efrayim y las Diez Tribus del Norte, quienes escuchan el mensaje de La Buena Nueva (Besorah), guardan el Torah y llenan sus lámparas de aceite prestos a la venida del ‘novio’. Por tanto, este término evoca una situación que puede afectar a todo ser humano en su condición de buscador de La Verdad. Así, la forma ‘doncella’ o ‘virgen’ es un estado (Estar) del Ser, por tanto, no es un estado material o físico (Amo, luego existo).
De nuevo, hallamos en la parábola la advertencia mediante los opuestos “sensato-descuidado”, es decir, “נְבוֹנוֹת (nvonot) sensatas- כְּסִילוֹת(ksiylot) descuidadas”, “prudente-necio”; comprensión que ya ha sido efectuada de מַתִּיָהוּ Matiyaju 7:24-26 a propósito de La Casa construida sobre los opuestos “roca- arena”.
La lámpara llena de aceite o la casa levantada sobre la roca reflejan la realidad interior. ¿Cuál es esa realidad interior? La madurez, es decir, el estado que el discípulo ha adquirido por medio de la Enseñanza de El Maestro llevado a la práctica inteligente, perseverante y vigilante. Algunos estudiosos estiman que la parábola de “las diez vírgenes” no hace referencia a la vigilancia en ninguna manera pues, según ellos, es por el hecho de que las “sensatas” también se duermen. Sin embargo, no por ello no son invitadas al Banquete de Boda pues, del hecho de dormir no se desprende necesariamente la ineptitud espiritual de un individuo. Si no fuera así, el libro de שִׁיר הַשִּׁירִים Shiyr JaShiyriym 5:2 no diría lo siguiente: “Duermo, pero mi corazón vela”. De este modo, las cinco doncellas sensatas poseen la capacidad de enfrentar la Vida, pues están preparadas para asumir cualquier situación por muy imprevista que esta sea; incluso el dormir en lo físico no les impide responder en el momento adecuado. Lo que no se puede permitir el discípulo es dormir en lo espiritual. En el caso de las ‘diez vírgenes’, no es problema que se hayan tomado un momento para físicamente descansar, pues el descanso, por supuesto, es parte de la Restauración, ya que se duerme para tener fuerzas para continuar el proceso de Restauración. De hecho el Shabat, el Cese de actividades ordinarias está hecho para el Descanso del hombre, lo cual, por supuesto, no se limita solamente a dormir en lo físico. Las noches están destinadas para dormir en lo físico, pues en ausencia de luz es que el cuerpo, la carne muere. Ese es el sentido del dormir de noche, en el que cada individuo va a la cama a literalmente morirse por unas cuantas horas. El hecho de que haya quienes duerman en el día por el simple hecho de que no lo puedan hacer de noche, no cambia en absoluto la sentencia. No en vano, se ha comprobado que dormir en el día no es igual que al hacerlo de noche. Veamos lo que El Maestro enseña:
יוֹחָנָן
Yocjanan 11:9-10
Respondió יַהשׁוּעָהְ Yahshuah: “¿No hay doce horas en el día? Si alguien de día camina, no tropieza porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien de noche camina, tropieza porque la אוֹר (or) luz no está en él (el Texto Griego dice igualmente “él”, pues en el contexto del verso 9, Yahshuah en arameo hace referencia a la luz de quien camina en la noche y no a la luz de la noche, pues se sobrentiende que en la noche no hay luz).”
No le es suficiente a la humanidad la luz del día. De todas maneras, si de alumbrar se trata, los humanos necesitan de la luz de El Ruacj (El Halito Sagrado)…
שְׁמוֹת
Shmot 34:29-30
Y fue que descendiendo Moshe del monte Sinaí con las dos tablas del Pacto en su mano, al descender del monte, no sabía Moshe que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Elojiym. Y Ajaron y todos los hijos de Yisraeil miraron a Moshe, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él.
Si hubiera sido por dormir, ninguna de las doncellas hubiese entrado al Banquete. Las doncellas sensatas no son sancionadas porque no han sido negligentes, ni faltas de preparación, defectos que en verdad colocan de manifiesto la vigilancia insuficiente que sí tuvieron las doncellas descuidadas.
“Mi papá siempre me decía que yo no podía irme a dormir hasta que no terminara mi tarea. ¿Cuál era mi tarea? Llenar con respuestas adecuadas el cuestionario del maestro de la escuela.
Si algún día yo quería ser maestro y tener discípulos, entonces debía aprender a aprender, es decir, aprender a ser discípulo antes que nada…”
En donde, llenar de manera constante con aceite las lámparas implica previsión, preparación, vigilancia. Por eso, no podemos ir a dormir, como hicieron las doncellas descuidadas, sin haber llenado previamente la lámpara de aceite; pero también, un buen abastecedor de aceite es requerido, de ahí el por qué se mencionen las vasijas:
“…
pero las sensatas cogieron aceite en vasijas junto con sus lámparas”
Las doncellas están tan llenas de luz, pueden irse a dormir…
לוּקַס
Lukas 11:36
“Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.”
מִשְׁלֵי
Mishley 20:27
“
Lámpara de Yahveh es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del corazón.
Si las doncellas son previsivas, preparadas, vigilantes, entonces son conscientes (entrar en sí), y si son conscientes, entonces, son lúcidas, es decir, irradian luz, pues la luz permanece en ellas. Si sus lámparas resplandecen es porque conservan buena cantidad y buena calidad de aceite en ellas. Sin embargo, tampoco temen que se agote la preciada sustancia oleaginosa, pues poseen depósito extra en vasijas en el evento de que así lo requieran. Si resplandecen sus lámparas es porque están en la capacidad de disipar las tinieblas que las rodean.
La parábola de El Maestro insiste permanentemente en la conservación del estado de Luz, brillantez, resplandor, luminosidad. Moshe tiene su rostro radiante tal como lo describe שְׁמוֹת Shmot 34:29-30 en donde la piel de su rostro irradia, porque él ha contemplado a Elojiym. Ha estado enfrente del fuego de Elojiym, y sus brazas han encendido su rostro. La piel de su rostro ahora irradia la luz reflejada en él. Lo que Moshe ha visto es lo que los demás ven ahora en él.
La pregunta ahora es, ¿por qué las otras cinco doncellas se han mostrado descuidadas, negligentes, no precavidas, no preparadas?
Sensatas o Nvonot equivale a perfectas, es decir, aquellas doncellas que comprenden de qué se trata la vida, por ello son previsivas, tal como lo fue Yosef en tiempos de la escasez de alimento. Descuidadas o Ksiylot equivale a imperfectas, aquellas doncellas que no comprenden, en especial acerca de lo que deben hacer para no fracasar en el intento (la vida). Son descuidadas porque no saben lo que hacen, porque no saben lo que tienen, por eso tienen que salir a comprar el aceite de otros. Por eso su inconsciencia, su negligencia les pasan la factura de cobro al final, entonces se les impide entrar al Banquete de la Boda. Las doncellas Ksiylot se van de Casa con sus lámparas casi vacías, lo cual significa que su comprensión acerca del Verbo o de La Palabra, o de La Enseñanza de El Maestro es pobre, incompleta. Las doncellas Ksiylot han olvidado guardar en vasijas el aceite necesario para que no les falte en caso de que lo requieran. No saben utilizar los recursos con los que nacieron, por eso fracasan, pues lo han malgastado todo, lo han desperdiciado, lo han dilapidado todo. Han sido quizás muy intelectuales a la hora de gastar y gastar, sin embargo no han sido inteligentes a la hora de salvar o mejor dicho, ahorrar, conservar, redimir.
Pero hay algo más grave, cuando las Ksiylot piden aceite para sus lámparas las Nvonot les responden categóricamente que no.
Entonces aquellas doncellas
(vírgenes) se levantaron y arreglaron sus lámparas. Dijeron las descuidadas a las sensatas: ‘Dennos del aceite de ustedes, porque nuestras lámparas se apagan.’ Pero las sensatas respondieron, ‘Oigan, no hay suficiente para nosotras y para ustedes. Vayan a los vendedores y compren para ustedes.’
Esta respuesta categórica responde a la categoría específicamente personal del proceso que se desarrolla en el interior del ser humano. El ser que desea conducirse a través de El Camino de la Verdad y la Verdad de la Vida no puede recurrir a préstamos; debe efectuar la vía por medio de una experiencia personal, íntima, única.
“Lo que no se es, queda por ser; en lo que no se está, queda por estar; lo que no se hace, queda por hacer… ZB”.
De ahí el por qué las doncellas Ksiylot a su regreso hallan la puerta cerrada. Sin embargo, ellas imploran:
Maestro nuestro, Maestro nuestro, ábrenos.
’
Pero Él respondió, ‘
אָמֵן (Amein) ciertamente Yo les digo, no las conozco a ustedes.’
Esta contundente respuesta de El Maestro pareciera contradecir la sentencia: “Pidan, y recibirán. Busquen, y hallarán. Llamen, y se les abrirá.
” (מַתִּיָהוּ Matiyaju 7:7). Sin embargo, no existe tal contradicción, puesto que los ámbitos son distintos. Cuando El Maestro dijo: “Llamen y se les abrirá” no estaba hablando de cualquier demanda, ni tampoco la puerta de la que habla es como las demás. Además, no incumbe al “yo” establecer las reglas de juego (מַרְקוֹס Markos 2:23-28). Cuando la puesta en práctica no corresponde con lo enseñado por El Maestro y el proceder del discípulo se torna erróneo, impreciso, decadente y riesgoso, el llamado del Orden Mayor no tarda, y las palabras de El Maestro resuenan afiladas y punzantes:
‘
אָמֵן (Amein) ciertamente Yo les digo, no las conozco a ustedes.’
Es común y olvidadizo que la Compasión no es sinónimo de sentimentalismo, y que la firmeza no es sinónimo de desamor…
La parábola de
‘Las Diez Doncellas’ ilustra una realidad muy difícil de evadir en la que para liberarse y entrar en el Reino de los Cielos conviene no pensar como comúnmente lo hace la religión y sus conceptos habituales. El Mensaje de El Maestro es corto punzante y se conduce agudo y directo a la yugular religiosa que todo lo razona. Esa es precisamente la característica que más resalta a Yahshuah, en la que la verdad no se trata con concesiones.
La frase ‘no las conozco a ustedes’, la cual en apariencia denota intransigencia, no es otra cosa que el enunciado de un Principio Mayor al cual simplemente se accede o no se accede. No existen atajos, no existen prebendas, privilegios o sobornos, simplemente la entrada al Reino es una sola, y solamente se accede si el individuo se decide categóricamente a hacerlo y lo hace.
Para lograr el acceso debe comprender que cosas como el olvido o el descuido vienen a ser realmente lo intransigente en un proceso de búsqueda de lo esencial. Siendo esto el más grande obstáculo, El Maestro enseña acerca de hasta dónde hay que llegar en la exigencia interior a fin de llevar a cabo una auténtica purificación la cual libere el corazón e inocule las trabas de la mente que impiden El Despertar.
Las cinco doncellas descuidadas deben aprender la lección, aunque tardíamente, pues no se trata de ‘nacer de nuevo’ por casualidad o por simple vano deseo, ya que ‘nacer de nuevo’ implica ‘nacer de lo Alto’. No se trata simplemente de entrar por entrar al Reino de los Cielos con cualquier cosa que se tenga a mano para ofrecer. Se requiere realmente de un proceso de limpieza, de depuración, en el que muchas, pero muchas veces, la doncella es requerida a entrar al horno a fin de que ponga a brillar el oro del que está hecha.
Las doncellas descuidadas fallaron porque se ocuparon únicamente del formalismo exterior, de lo que se puede mostrar, pero no de lo que se cuenta, de lo que se tiene para transitar El Camino; lo que se es, más no lo que se tiene para mostrar.
Las Cinco vírgenes sensatas reflejan a los hijos de Yahveh que profesan su amor genuino por Él, guardan el Torah y tienen los frutos que lo prueban. Sus lámparas son el testimonio que ellos profesan acerca de El Mesías, y el aceite es la presencia de El Ruacj JaKodesh en ellos. Las vírgenes descuidadas son aquellos que profesan sus intenciones de amar a Yahshuah y Su Enseñanza, sin embargo su deseo no es genuino y se quedan solo en buenas intenciones y prospectos, por lo cual no tienen el Aceite de El Ruacj JaKodesh y así mismo tampoco la Luz que les ilumine El Camino en sus vidas. El total de ‘diez vírgenes’ refleja a Efrayim y las Diez Tribus del Norte, quienes escuchan el mensaje del Besorah, guardan el Torah y llenan sus lámparas de aceite prestos a la venida del ‘novio’. Sin embargo la partición del grupo de las ‘Diez’ es inminente y ésta refleja claramente que la mitad de Efrayim lamentablemente se quedará por fuera de la Boda debido a sus solas buenas intenciones sin concretar nada.
La parábola de El Maestro es un toque de trompeta para vigilar, pues no se sabe el día ni la hora. El mensaje de la parábola implica no permitir por ningún motivo que el aceite de la lámpara se agote, pues cualquier momento puede ser el último. La parábola aconseja la cuidadosa atención en el aceite, pues la fiesta de la vida está teniendo lugar ya, ahora mismo, en este preciso instante. El Reino está aquí y ahora, y los recipientes de la lámpara deben estar rebosantes de Amor…
Las doncellas sensatas tienen la misma actitud que el siervo fiel y las doncellas descuidadas se parecen al siervo infiel. La enseñanza fundamental es la misma, pero en el caso de las doncellas se insiste más en el hecho de que hay cosas que no pueden improvisarse a última hora.
¿Es que aún no nos damos cuenta de que los vientos de las pruebas, obstáculos y dificultades, en lugar de apagar el fuego de nuestra lámpara interior, lo que hacen es avivarlo más?
El Número Diez en la Escritura Sagrada
El número diez es empleado alrededor de 242 veces en Los Escritos Sagrados, como también la palabra ‘décimo’ es empleada alrededor de 80 veces.
Lo humanos tienen diez dedos en sus manos y pies, con los cuales maniobran y se yerguen.
El siervo de Avrajam llevó diez camellos camino a la tierra de Rivka, aquella que tomaría por mujer de Yitsjack. Luego Rivka extraería agua para todos estos camellos, a lo cual el siervo de Avrajam le dio diez brazaletes que pesaban diez siclos de oro. La madre y el hermano de Rivka quisieron que ella se quedase con ellos por un mínimo de diez días (בְּרֵאשִׁית Breishiyt 24:55) antes de ir en búsqueda de Yitsjack.
No en vano, en la parábola de las Diez Doncellas, el número diez refleja el número requerido para una boda hebrea (el que oye, que entienda; y el que lee que comprenda), en que la totalidad de la Humanidad, reflejada por el número mayor de los descendientes de Yisraeil (Efrayim y Las Diez Tribus) abarca a las naciones, la cuales, también son llamadas al Banquete:
בְּרֵאשִׁית
Breishiyt 48:19
Y se rehusó su padre, y dijo: “Ya sé, hijo mío, ya sé; también él será un pueblo, y también él será grande; y sin embargo, su hermano el pequeño será (el) grande de nosotros (nótese la diferencia de la expresión aquí en la que nunca traduce como “será más grande que él”, es decir Efrayim más grande que Menashe, como traducen erradamente las “versiones” modernas de “Las Escrituras”. Claramente expresa una idea completamente diferente y es que sería el más grande “de nosotros”, es decir de todo el pueblo de Yisraeil, por esa razón Efrayim en número de descendientes es el mayor en el mundo entero, encabezando, de ahí, el número de los miembros de las Diez Tribus de Yisraeil), y su semilla será מְלֹא (melo) plenitud de las naciones.”
Los Hijos de Yisraeil somos responsables ante Yahveh por guardar los Diez Mitzvot o Diez Mandamientos.
Diez fueron las plagas vertidas a la nación de Egipto.
Diez hombres fueron testigos de que Boaz fuese el redentor de Rut (רוּת Rut 4:2)
Diez Tjiliym (salmos) comienzan con la palabra
הַלְלוּיָהּ ‘JaleluYah’ (traducción nominal impropia “Aleluya”) (תְּהִלִים Tjiliym 106, 111, 112, 113, 135, 146, 147, 148, 149, 150).
La redención de cada Hijo de Yisraeil era de diez ‘gueras’, de manera que esa era la forma en que Yahveh reivindicaba lo que el hombre tenía el deber de dar (שְׁמוֹת Shmot 30:12-16; בְּמִדְבַּר Bmidbar 3:47)
Las diez rebeliones de Yisraeil contra Yahveh en el desierto (בְּמִדְבַּר Bmidbar 14:22) registran el completo fracaso de la antigua generación de los Hijos de Yisraeil.
El tabernáculo es mencionado diez veces como el ‘Tabernáculo del Pacto’.
Las bases del sagrario quedaron en cien talentos de plata [10 por 10] (שְׁמוֹת Shmot 38:27). Las tablas del tabernáculo tenían diez codos de longitud.
También habían diez cortinas de lino en el atrio, y diez columnas en el lado occidental del atrio (שְׁמוֹת Shmot 26:1; 26:16; 27:12).
Anah era estéril antes del nacimiento de su hijo Shmueil; sin embargo su hombre trataba de consolarla diciéndole: “¿No soy yo mejor para ti que diez hijos?” (שְׁמוּאֵל א Shmueil Alef 1:8).
Las provisiones del rey Shlomo para cada día eran de tres veces diez coros de flor de harina, seis veces diez coros de harina, diez bueyes gordos, dos veces diez bueyes de pasto y diez veces diez ovejas…. (מְּלָכִים א Mlacjiym Alef 4:22)
En la elaboración del Templo y el palacio del rey Shlomo también hallamos el número diez en todas las medidas (מְּלָכִים א Mlacjiym Alef capítulos 6 y 7; הַיָּמִים ב דִּבְרֵי Divrey JaYamiym Bet capítulos 3 y 4)
De igual manera, Daniyeil solicitó que se efectuara una prueba a él y a sus consiervos por espacio de diez días (דָּנִיֵּאל Daniyeil1:12). A lo cual, diez días después, el rey los halló ‘diez veces’ mejor físicamente que sus propios siervos más cercanos.
Diez hombres con lepra fueron sanados por El Maestro Yahshuah (לוּקַס Lukas 17:11-19) entre Shomron y Galiyl. Uno de ellos justamente era shomronita (traducción nominal impropia samaritano [verso 16]). No tendría nada de casual que este ‘extranjero’ (verso 18) hubiese exaltado por medio de los Diez Tjiliym que comienzan con la palabra JaleluYah, la cual significa ‘Exaltado (en lo sumo) sea Yah’.
En לוּקַס Lukas 19:11-27, diez siervos recibieron diez minas para negociarlas; sin embargo, uno de ellos rindió ‘diez veces’ la mina recibida y fue recompensado sobre ‘diez ciudades’.
Diez son los días que hay entre Yom Teruah (Día del Clamor) y Yom Kipur (Día de Expiación) (וַיִּקְרָא Vayikra 23:24-27)
En aquellos días diez hombres (Las Diez Tribus) de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: “Iremos con ustedes, porque hemos oído que Elojiym está con ustedes”. (זֶכַּרְיָה Zekaryah 8:23)
El número Diez en lengua hebrea corresponde a una letra Yod (י), con la cual comienza El Nombre Sagrado de Yahveh. No en vano la letra posee una figura similar a la de un cuerno o shofar, el cual a su vez es interpretado por los Hijos de Yisraeil justamente en el Día Diez del Séptimo Mes en Yom Kipur en Yobel o Jubileo (Cincuenta Años). A su vez, la palabra Yobel corresponde con la palabra ‘cuerno’ en lengua hebrea.
En Los Escritos Sagrados diez personas hicieron la confesión חָטָאתִי ‘Cjatatiy’ o ‘He pecado’ – y reconocieron merecer el juicio de Yahveh:
Faraón (שְׁמוֹת Shmot 9:27; 10:16), Bilam (בְּמִדְבַּר Bmidbar 22:34), Akan (יְהוֹשֻׁעַ Yjoshua 7:20), Shaul (שְׁמוּאֵל א Shmueil Alef 15:24, 30; 26:21), David (שְׁמוּאֵל ב Shmueil Bet 12:13; 24:10, 17; הַיָּמִים א דִּבְרֵי Divrey JaYamiym Alef 21:8, 17; תְּהִלִים Tjiliym 41:4; 51:4), Shimei (שְׁמוּאֵל ב Shmueil Bet 19:20), Cjiskiyah (מְּלָכִים ב Mlacjiym Bet 18:14), Iov (אִיּוֹב Iov 7:20), Mika (מִיכָה Mika 7:9), Ncjemyah (נְחֶמְיָה Ncjemyah 1:6).
En diez ocasiones La Escritura Sagrada reitera los siguientes nombres:
Avrajam, Avrajam (בְּרֵאשִׁית Breishiyt 22:11)
Yisraeil, Yisraeil (בְּרֵאשִׁית Breishiyt 46:2)
Moshe, Moshe (
שְׁמוֹת Shmot 3:4)
Shmueil, Smueil (שְׁמוּאֵל א Shmueil Alef 3:10)
Eiliy, Eiliy (תְּהִלִים Tjiliym 22:1; מַתִּיָהוּ Matiyaju 27:46; מַרְקוֹס Markos 15:34)
Mi Maestro, Mi Maestro (
מַתִּיָהוּ Matiyaju 7:21, 22; 25:11; לוּקַס Lukas 6:46; 13:25)
Yrushalayim, Yrushalayim (מַתִּיָהוּ Matiyaju 23:37; לוּקַס Lukas 13:34).
Marta, Marta (לוּקַס Lukas 10:41)
Shimeon, Shimeon (לוּקַס Lukas 22:31)
Shaul, Shaul (הַשָּׁליָחים סִקוּרִים Sikuriym JaShalyacjym 9:4)