El que reposa sobre Su Pecho
“… el que en la comida se había recostado sobre Su regazo.”
מַתִּיָהוּ Matiyaju 13:10-12
Se acercaron los discípulos y Le preguntaron: “¿Por qué les hablas en comparaciones?” Respondió Él y dijo: “Es que a ustedes se les concedió conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no se les concedió. Porque a quien tiene algo, más se le dará, y más en abundancia tendrá, pero quien no tiene nada, también lo que tiene se le quitará.
Si se coloca esta sentencia con el verso en que Yahshuah:
מַרְקוֹס Markos4:33
Con muchas parábolas como estas les hablaba la palabra, conforme a lo que podían oír. Y sin parábolas no les hablaba; aunque a sus discípulos en particular les declaraba todo.
Podemos deducir que contienen, en germen, el nacimiento de una Enseñanza (no “tradición”) Oral y una transmisión especifica de El Maestro a Sus discípulos.
La misión de los Enviados o de los discípulos consiste en transmitir a los demás la profundidad de su propia comprensión, es decir:
מַתִּיָהוּ Matiyaju 10:27
Lo que les digo en la oscuridad, háblenloen la luz, y lo que oyen al oído, proclámenlo desde las azoteas.
El hecho de que la Enseñanza esté enteramente disponible no contradice la realidad de una transmisión espiritual precisa, de maestro a alumno. La experiencia confirma que solamente esta transformación permite mantener viva una Enseñanza Oral. La Enseñanza de El Maestro no la pueden asimilar todos los individuos en bloque y de la misma manera; se transmite de ser a ser, formando una línea sin interrupciones. De otro lado, la Enseñanza comprende diferentes niveles que no se excluyen los unos a los otros y que no están situados en el mismo nivel o en el mismo grado de profundidad.
Así, puede llegar a darse el caso de que, en una reunión, la Enseñanza de El Maestro sólo la comprenda realmente un solo oyente.
יוֹחָנָן Yocjanan 13:23
Estaba uno de los discípulos reclinado en el regazo de יַהשׁוּעָהְ Yahshuah. Ese תַּלְמִיד (talmid) discípulo era el que amaba יַהשׁוּעָהְ Yahshuah.
יוֹחָנָן Yocjanan 21:7
Estaba el discípulo a quien יַהשׁוּעָהְ Yahshuah amaba y dijo a כֵיפָאKeiyfa: “¡Este Es El אָדוֹן Adon יַהשׁוּעָהְYahshuah!” Cuando oyó שִׁמְעוֹן כֵּיפָא Shimon Keiyfa que era יַהשׁוּעָהְ Yahshuah, se colocó su vestido, porque se lo había quitado, y se lanzó al mar.
יוֹחָנָן Yocjanan 21:20
כֵּיפָא Keiyfa se volvió y vio que estaba el discípulo a quien יַהשׁוּעָהְ Yahshuah amaba, el que en la comida se había recostado sobre Su regazo y había dicho “אֲדוֹנִיAdoniy (Mi Maestro), ¿quién es el que te va a entregar?”
Sea cual fuere su identidad, poseía con toda seguridad un conocimiento que le confería la oportunidad de transmitir la Esencia de la Enseñanza de El Maestro.
En su primera carta Polos escribió:
קוֹרִינְתּים א Koriyntym Alef 12:4
Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de obras, pero el Maestro Es El Mismo; diversidad de operaciones, pero Es El Mismo Elojiym que obra en todos.
A la muerte de Yahshuah, la complejidad de los factores sociológicos y políticos supusieron una dificultad adicional para interpretar correctamente Su Enseñanza Espiritual que ya de por sí era muy frágil. Ello no facilitó en absoluto que Su Enseñanza formase una única línea, por lo que no tardaron en aparecer varias corrientes interpretativas.
En הַשָּׁליָחים סִקוּרִים Sikuriym JaShalyacjym o las Crónicas de los Enviados se presenta a Yaacov (Santiago, como es conocido en Occidente) dirigiendo los debates y presidiendo la Asamblea en la Conferencia de Yrushalayim. Sin embargo, fuere como fuere, lo esencial no puede ser reducido a una cuestión de poder y autoridad. No es preciso que se instaure una religión visible y exterior para organizar la vida de las comunidades. Es necesario que se mantenga una experiencia invisible e interior para preservar la autenticidad y la continuidad de la Enseñanza en su dimensión más profunda. Por tanto, la verdadera cuestión no se plantea “horizontalmente” entre Kefa y Yaacov, sino más bien “verticalmente” entre Yocjanan y Kefa o Toma y Yaacov, etc.
לוּקַס Lukas22:24-30
Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor. Pero Él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así ustedes, sino sea el mayor entre ustedes como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre ustedes como el que sirve. Pero ustedes son los que han permanecido conmigo en Mis pruebas. Yo, pues, les asigno un Reino, como Mi Padre me lo asignó a Mí, para que coman y beban a Mi mesa en Mi Reino, y se sientan en tronos juzgando a las doce tribus de Yisraeil.
Así, Yaacov y Toma no entran en competencia, pues su aprehensión de la Enseñanza de El Maestro es de índole completamente distinta. Así la relación que se establece entre Kefa y Yocjanan es paralela con la de Yaacov y Toma. Esta situación aparece sobre todo en el epílogo (final) del Sefer de Yocjanan. El capítulo 21 termina en presencia de Yahshuah, Kefa y el ‘discípulo a quien Yahshuah amaba’ de quien se recuerda que es el mismo que ‘además durante la cena se había recostado en su pecho’.
La manera grecorromana de comer, con el cuerpo recostado, alude en este caso al capítulo 13:23-25
En la época medieval, Beda el Venerable, un maestro oriental, comentó el pasaje escritural de la siguiente manera:
“Como todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia están escondidos en el corazón de Yahshuah, es justo que repose en su pecho aquel a quien colma con una sabiduría y una ciencia incomparables.”
De aquí podemos concluir que la posición de privilegio de Yocjanan es una manera de expresar la profundidad de su comprensión y lo acertado de su actitud interior. Cuando Kefa interroga a Yahshuah a propósito de Yocjanan:
יוֹחָנָן Yocjanan 21:20-21
כֵּיפָא Keiyfa se volvió y vio que estaba el discípulo a quien יַהשׁוּעָהְ Yahshuah amaba, el que en la comida se había recostado sobre Su regazo y había dicho “אֲדוֹנִיAdoniy (Mi Maestro), ¿quién es el que te va a entregar?” Cuando lo vio כֵּיפָא Keiyfa dijo a יַהשׁוּעָהְ Yahshuah: “אֲדוֹנִיAdoniy, ¿y éste, qué?”
La respuesta es visceral:
יוֹחָנָן Yocjanan 21:22
Le respondió יַהשׁוּעָהְ Yahshuah: “Si Yo quiero que él se quede hasta que Yo vuelva, ¿qué, contigo? Tú, continúa siguiéndome.”
Lo cual se traduce como “¿Qué te importa?”, pero que significa en realidad: “¿Qué relación tiene esto contigo?” “¿En qué te atañe?”
Kefa no tiene por qué preocuparse de lo que le ocurra a Yocjanan, no solamente porque no le incumbe, sino porque no se halla en el mismo nivel.
Yahshuah responde a Kefa con palabras cortantes. Esta repuesta permite distinguir claramente dos perspectivas diferentes que recuerdan en cierta manera el episodio de Marta y Myriam:
לוּקַס Lukas 10:38-42
Ahora bien, mientras seguían su camino, él entró en cierta aldea. Aquí cierta mujer, de nombre Marta, lo recibió en la casa como huésped. Esta también tenía una hermana llamada Myriam, quien, sin embargo, se sentó a los pies de El Maestro y se quedó escuchando su palabra. Marta, por otra parte, estaba distraída atendiendo a muchos quehaceres. De modo que se acercó y dijo: “Maestro, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para atender las cosas? Dile, por lo tanto, que me ayude”. En contestación, El Maestro le dijo: “Marta, Marta, estás inquieta y turbada en cuanto a muchas cosas. Son pocas, sin embargo, las cosas que se necesitan, o solo una. Por su parte, Myriam escogió la buena porción, y no le será quitada”.
Myriam “se sentó a los pies de El Maestro” y Yocjanan “recostado sobre Su regazo”, ambos podían permanecer en Su Palabra y en Su Amor. Yahshuah declara que Myriam ha escogido la mejor parte, pues esta parte no puede serle nunca arrebatada. En efecto, pertenece a El Indestructible. Yocjanan también ha elegido la misma parte contemplativa, la que atañe exclusivamente al conocimiento del ser.
El “discípulo a quien Yahshuah amaba” (יוֹחָנָן Yocjanan 13:23, 19:26, 20:2, 21:7, 21:20) puede ser considerado como Su sucesor en el plano interior. Por su parte, Kefa, aunque mayor en edad, necesita pasar antes por el discípulo amado para dirigirse a Yahshuah, y es a este discípulo a quien responde Yahshuah:
יוֹחָנָן Yocjanan 13:24-25
Por eso שִׁמְעוֹן כֵּיפָא Shimon Keiyfa le hizo señas indagándole acerca de quién hablaba. Se recostó el תַּלְמִיד (talmid) discípulo sobre el regazo de יַהשׁוּעָהְ Yahshuah y le preguntó: “אֲדוֹנִי Adoniy (Mi Maestro), ¿quién es?”
Los comentaristas del Besorah o Buena Nueva subrayan que el “discípulo amado” es el modelo del discípulo, por lo que Kefa sólo puede acceder a los secretos de Yahshuah por intermedio de él.
YocjananBen Zavday
El por qué Yocjanan era el discípulo amado queda también ampliamente demostrado en el siguiente enunciado:
יוֹחָנָן Yocjanan 19:26-27
Al ver יַהשׁוּעָהְ Yahshuah a su madre, y al discípulo que Él amaba que estaba allí, dijo a su madre: “Mujer, he aquí tu hijo”. Luego de esto dijo al discípulo: “He aquí tu madre”. Desde aquella hora la recibió el discípulo en su casa.
Yahshuah nunca reclamó ser hijo de la carne, pues de hecho no lo era. Myriam iba a perder a su Hijo (Ben Adam) y Yocjanan iba a perder a Su Maestro (Rabí), por eso Yahshuah hizo una nueva familia. Así, Yocjanan toma a Myriam como su madre adoptiva.
El enigma que envuelve la identidad del “discípulo a quien Yahshuah amaba” refleja una realidad:
Los discípulos mas aventajados a menudo son extremadamente recogidos y discretos. Su sobriedad y humildad no los predisponen a imponer sus puntos de vista. En cambio, permiten que intervenga la Instrucción Vaporosa:
… y ya no vivo yo, mas vive El Mesías en mí. (גָּלַטִים Galatiym 2:20)
Los verdaderos poseedores de un conocimiento redentor no son necesariamente aquellas personas que destacan especialmente por sus capacidades intelectuales o su erudición. El intelecto o la erudición no pueden ser criterios determinantes para apreciar el grado de formación de un verdadero discípulo. La madurez espiritual no se puede medir con patrones como dones, carismas, poderes, conocimientos. Este hecho confirma que los secretos del Reino están ocultos a los “Sabios” y a los “inteligentes”, y que en cambio se revelan a los pequeños. (מַתִּיָהוּ Matiyaju 11:25)
¿Cuál es la naturaleza de estos secretos del Reino?
Sería pretencioso decirlo. En todo caso, la palabra hebrea סוד ‘sod’, que en español significa ‘secreto’, define una profundidad inteligible. Por lo tanto, no define un “misterio” impenetrable, como cabría suponer, pues el término conduce a una revelación, a un secreto que se transmite de boca en boca.
El Reino de los Cielos no es una abstracción, sino una realidad a la que es posible acceder y pertenecer. El Besorah o Buena Nueva afirma que este secreto y la misericordia por realizarlo se confía a los Discípulos. De hecho, ser un discípulo es un estado del Ser, no un estatuto. Y cualquiera puede ser un discípulo siempre y cuando coloque en práctica de forma genuina La Enseñanza ¡Oigan y entiendan! (מַתִּיָהוּ Matiyaju 15:10), con la cual Yahshuah alecciona a la multitud. De entre la “multitud” que se congrega a Su alrededor es que surgirá el Discípulo: aquel que es capaz de escuchar, comprender y aplicar hábilmente La Enseñanza.