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  Las visiones de un ciego
 



Las visiones de un ciego (Yisraeil)

 

Hay cosas que no logramos ver, pero ello no significa que no estén ahí…

Zekbel

 

Los ciegos son las Dos Casas de Yisraeil ciegas; sin embargo los ojos de ambas Casas verán a El Mesías

(מַתִּיָהוּ Matiyaju 20:34; מַרְקוֹס Markos 10:52; לוּקַס Lukas 18:43). Zekbel

 

 

מַרְקוֹס

 

Markos 8:22-26

 

Vino luego a בֵּית צַיְדָה Beiyt Tzayda. Le presentan un ciego y le suplican que le toque. Tomando al ciego de la mano, le sacó fuera del pueblo, y habiéndole puesto saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntaba: « ¿Ves algo?» El, alzando la vista, dijo: «Veo a los hombres, pues los veo como árboles, pero que andan.» Después, le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver perfectamente y quedó curado, de suerte que veía de lejos claramente todas las cosas. Y le envió a su casa, diciéndole: «Ni siquiera entres en el pueblo.»

 

Como en el caso de נַקְדִּימוֹן Nakdiymon (La traducción nominal impropia es Nicodemo), quien experimenta un proceso progresivo de avances, la curación de la ceguera espiritual se circunscribe en un caminar que se desarrolla por etapas, lo cual conduce a la claridad plena. Es evidente que la esencia de la Enseñanza no radica en los milagros. Más aún, El Maestro se afana por destruir la excesiva fascinación que sienten Sus Discípulos por esta clase de fenómenos sobrenaturales. A todas luces, Yahshuah no pretende atraer la atención sobre Su Persona, y menos aún forzar a que Lo admiren. Lo que a Él en particular Le interesa es al humano como tal, en tanto que éste o ésta tengan la posibilidad de cumplir la Voluntad de Yahveh y pueda contribuir a expandir Su Justicia. Para ello hay que lavar los ojos de la Humanidad. Después de lo cual, cada quien deberá aprender a desarrollar su facultad de visión.

 

¿Qué es un milagro?

 

Un milagro es una señal, la cual es portadora de un significado muy complejo que se debe descubrir y que la Ciencia no puede explicar. El milagro es en sí un hecho extraordinario cuyo objetivo es propagar una enseñanza.

 

Los milagros responden a requerimientos precisos que manifiestan una actitud misericordiosa como en מַתִּיָהוּ Matiyaju 20:34

 

Tuvo

יַהשׁוּעָהְ Yahshuah רַחֲמִים (racjamiym) misericordia y tocó los ojos de ellos. En el momento recuperaron la vista, y Le siguieron. (Los dos ciegos son las Dos Casas de Yisraeil ciegas; sin embargo los ojos de ambas Casas verán a El Mesías)

 

 

O compasiva como en

 

מַרְקוֹס

Markos 6:34

 

Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

 

 

מַרְקוֹס

Markos 8:2

 

Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer.

 

 

לוּקַס

 

Lukas 7:13

 

Al verla El Maestro, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores.»

 

En el Besorah o Buena Nueva, los milagros de Yahshuah constituyen un reflejo del abordaje de la Renovación de la conciencia y el cambio de nivel del Ser, condiciones indispensables para entrar en el Reino de los Cielos o acceder al Despertar.

Las alusiones a las enfermedades físicas, es sin duda, una manera de referirse a las enfermedades espirituales, a la condición ordinaria de cada ser humano y a la parálisis de la conciencia. Así, el hombre dormido es un muerto viviente comparable a un ciego, un sordo, un paralítico o en el peor de los casos, a un cadáver.

Es importante examinar atentamente las alusiones al ojo, a la vista y a la

visión, porque, en estos casos, la referencia al cambio espiritual es aún más evidente.

En efecto, se advierte una ceguera determinada por la oscuridad total.

El hombre de בֵּית צַיְדָה Beiyt Tzayda (La traducción nominal impropia es Betsaída) pasa a una claridad relativa que le permite distinguir, aunque vea muy difusamente algunas formas. Es curioso y por demás profundo que בֵּית צַיְדָה Beiyt Tzayda en lengua hebrea signifique Casa de Pesca, y que todo lo que haya ocurrido en ese lugar en tiempos de Yahshuah tenga que ver justamente con ese importante significado. Esta ciudad estaba ubicada en גָּלִיל Galiyl de acuerdo a יוֹחָנָן Yocjanan 12:21. Beiyt Tzayda representa la incredulidad, la falta de Fe, tal como lo asevera el Texto de מַתִּיָהוּ Matiyaju 11:21

 

¡Ay de ti,

 

 

כּוֹרָזִין Koraziyn (La traducción nominal impropia es Corazín)! ¡Ay de ti, בֵּית צַיְדָה Beiyt Tzayda (La traducción nominal impropia es Betsaída)! Porque si sus milagros se hicieran en צוֹר Tzor (La traducción nominal impropia es Tiro) y en בְצִידוֹן Tziydon (La traducción nominal impropia es Sidón), hace tiempo hicieran arrepentimiento en שַׂק (sak) cilicio (cuerón oscuro de cabra para señalar pesadumbre y/o duelo) y אֵפֶר (eifer) ceniza.

 

Es decir, la mayor inmadurez espiritual imaginable. De ahí que Yahshuah Ha tenido que sustraer a aquel hombre ciego de esa ciudad.

 

Tras la intervención de El Maestro, el hombre de Beiyt Tzayda ve a la gente como árboles en movimiento; es decir, él tiene una comprensión borrosa, una forma desdibujada de las cosas reales.

Gradualmente, su visión mejora hasta acabar viendo con nitidez e incluso ve de lejos con precisión. Una agudeza tal, que percibe la realidad tal cual es, sin ninguna deformación. Este es el esquema del avance por el Camino Espiritual.

 

Cada vez que Yahshuah habla de la ceguera de la humanidad, y cada vez que la cura de su ceguera, está narrando todo el proceso del Camino Espiritual que todos debemos seguir.

 

Las alusiones a la recuperación de la vista son enormes y remiten a la esencia de cada ser, a fin de salvar a “los Hijos de los hombres, porque éstos son ciegos en su corazón y no ven que han llegado al mundo vacíos y están tentados de irse igualmente vacíos”.

 

Esta trágica situación del ser humano justifica la exclamación de Yahshuah cuando dice en

מַתִּיָהוּ Matiyaju 23:17:

 

¡Insensatos y ciegos!

 

Sin embargo, el entrenamiento de Su Enseñanza puede modificar esta cruel situación en cualquiera que desee el cambio.

 

 

En cuanto a aquellos que han cuestionado la función de El Maestro, Él dijo en מַתִּיָהוּ Matiyaju 11:4-6

 

 

Vayan y digan a יוֹחָנָן Yocjanan lo que oyen y ven: Los ciegos ven, los cojos caminan, los leprosos se limpian, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia El בְּשׂוֹרַהְ Besorah (תּוֹרַת הַנָּצְרוּת [Torat JaNatzrut] Torah de los Nazarenos). (¿A dónde fueron todas las enfermedades y los pecados del mundo? ¿A dónde fue la lepra, la ceguera, la sordera, el cáncer, la artritis, la muerte, etc.? ¿Acaso todas las enfermedades desaparecieron como por arte de magia? No, por supuesto que no. Toda plaga de pecado y enfermedad que por Mashiyacj fue quitada no solo de aquellos que vivieron antes de su primera venida, entonces y después hasta nuestros días, fue puesta sobre sí mismo. ¿Desde cuándo ocurrió este proceso de llevar sobre sí los pecados y las enfermedades del mundo? Desde Yom Kippur; desde el preciso momento en que él es bautizado por Yocjanan Ben Zecjaryah. ¿Cómo ocurrió esto? Por un proceso inverso. Si usted amado(a) lector(a) es inmerso en agua para perdón de pecados, es decir, para ser limpio y purificado, entonces cómo se explica que Yahshuah hubiese efectuado el mismo procedimiento de ser bautizado si Él en particular no tenía pecado alguno que ser perdonado o limpiado? La respuesta es el proceso inverso. Yahshuah de manera inversa en lugar de ser limpiado, al ser inmerso en las aguas del río Yardein fue ensuciado, es decir contaminado. Es obvio que algo que esté limpio no se lava para que esté limpio si ya de hecho lo está. Solo puede ser bautizado alguien que esté completamente en pecado, no libre de él. Entendiendo que Yahshuah es y será el único ser en el Universo limpio de pecado, entonces ¿para qué fue bautizado? Para anunciar la Buena Nueva de Salvación, recibiendo en Su propio cuerpo inmaculado toda la enfermedad y el pecado del mundo, por eso es que el proceso es inverso. Esta es la única explicación que la Buena Nueva le da al profeta Yeshaiaju en el capítulo 53 verso 4 de su rollo. ¿Cómo alguien como Yahshuah que fue declarado sin mancha y sin arruga, pudiera portar las enfermedades del mundo visiblemente a ojos de cualquiera? La descripción sin mancha y sin arruga es inherente e infiere a las características de su cuerpo originalmente preparado inmaculado y puro, sin levadura; es decir que es causal y no consecuente. Sin mancha y sin arruga apunta al pan sin levadura preparado por Yahweh en el Shamayim y no al pecado y enfermedad del mundo lo cual fue culpa del hombre y no de Él. Solamente de esta forma es que el hombre y la mujer podían, pudieron, pueden y podrán ser redimidos. El cuerpo especial de Yahshuah vino del Shamayim y fue invadido por todas las enfermedades del hombre y la mujer en la Tierra. Sólo así Él podía llevar nuestro pecado y nuestras enfermedades hasta la cruz de muerte. El cuerpo de Yahshuah no fue el resultado de la caída de Adam y Cjava sino la condición para que la caída de Adam y su mujer y toda su descendencia hasta hoy fuera levantada del pecado de muerte) (תְּהִלִים Tjiliym 22:26; יְשַׁעְיָהוּ Yshayaju 29:18, 35:4-6, 42:7, 61:1; לוּקַס Lukas 4:18; יוֹחָנָן Yocjanan 2:23, 3:2, 5:36, 10:25,38, 14:11; יַעֲקֹב Yaakov 2:5)

Y

 

בָּרוּךְ (barucj) bendito quien no se escandaliza de Mí.” (יְשַׁעְיָהוּ Yshayaju 52:10, 52:14 53:1-12. Literalmente no fue reconocido como hombre, y este punto lo comprueba. Realmente siendo deforme y feo, ¿podría hacerse llamar El Santo de Yisrael? Absolutamente sí. ¿Qué ofendía y escandalizaba tanto a la gente en aquellos días? La respuesta era el aspecto patético de su apariencia física. ¿Ver a un leproso sanando a la gente es algo que el común de la gente pueda aceptar? No; solo aquellos que guardaron su fe en Aquel que aún con su apariencia física por llevar el pecado y la enfermedad del mundo sobre sí pudieron creerlo, en aquel entonces y ahora mismo. Creyeron en que Él, aún en su condición por culpa del pecado de ellos mismos y de los que aún no creían, solamente Él, los podía sanar, a ellos y a toda la humanidad. כֵּיפָא א Keiyfa Alef 2:24 reza que Él mismo llevó nuestros pecados sobre el madero, es decir que ya los llevaba sobre sí mismo desde mucho antes, y esta carga concluyó en la cruz donde Él mismo dice “Terminado es”)

 

Las visiones de dos ciegos (Las Dos Casas de Yisraeil)

 

Para muchos la “realidad” es lo que pueden ver, oír, gustar, oler o sentir. Pero la verdad es que la realidad consiste de un mundo que no podemos ver, oír, gustar, oler o sentir. Un mundo que está ahí, en nosotros, aunque no lo podamos ver, oír, gustar, oler o sentir. Un mundo de libertad que debemos descubrir, para poder Despertar a otra realidad muy diferente a la que nos embarga. Un mundo donde no opera el tiempo, ni el espacio, ni las distancias, ni el frío, ni el calor, ni el hambre, ni la sed, ni el dolor, ni las marcas, ni las mentiras, ni la religión, ni el orgullo, ni la ostentación, ni los vicios, ni el egoísmo, ni la política, ni las razas, ni la avaricia, ni los estatus, ni la codicia, ni los homicidios, ni la discriminación, ni la vergüenza, ni las dudas, ni las emociones, ni las suposiciones, ni los dilemas, ni los prejuicios, ni el sufrimiento, ni la injusticia, ni la vanidad, ni la ignorancia, ni la muerte. Un mundo donde hallamos la riqueza, el amor, la felicidad, la paz y la sabiduría verdaderos. He aquí ese bendito mundo es un Reino, y su Rey está a la Puerta de tu mismísimo corazón. Para verlo, no puedes emplear tus ojos; para oírlo, no puedes emplear tus oídos; para gustarlo, no puedes emplear tu gusto; para olerlo, no puedes emplear tu olfato; para sentirlo no puedes emplear tu tacto. Para entrar ahí, tienes que morir a tus sentidos; para comprenderlo, no puedes emplear tu mente que te miente y engaña con sus meandros de identidades, excusas y falsificaciones. Sólo cierra tus ojos y despierta, y vive realmente la resurrección de tu propia alma; resurge de tus propias cenizas, sal de las ilusiones con las cuales sobrevives cada que se oculta y se levanta el sol sobre tu cabeza; emana de las aguas de este mundo y bebe del Agua de Vida que hidrata realmente tu alma, con lo cual no volverás a sentir sed. No comas más las migajas que mendigas de este mundo material que cada día se desborona en frente de tus ojos y no puedes hacer nada, por mucho que quieras, para evitarlo; mas bien, come de El Pan de Vida que nutre realmente tu alma, con lo cual nunca más volverás a sentir hambre. Si no es así, entonces, abre tus ojos y sigue durmiendo, como cuando estás como muerto en vida… (Ensayo sobre la frase “el Reino de יַהוֶהְ Yahveh está en ustedes” [לוּקַס Lukas 17:21])

Zekbel

 

מַתִּיָהוּ

Matiyaju 20:29-34 (מַרְקוֹס Markos 10:46-52 ; לוּקַס Lukas 18:35-43)

 

Al salir de

 

ירִיחוֹ Yriycjo (La traducción nominal impropia es Jericó), Le siguió una gran muchedumbre del pueblo. Y he aquí, שְׁנֵי (shneiy) dos עִוְרִים (ivriym) ciegos que estaban sentados a la vera del camino, y al oír que יַהשׁוּעָהְ Yahshuah pasaba, gritaron, diciendo: “¡Mi Maestro, Hijo de David, misericordia para nosotros!” La gente los censuraba para que se callaran, pero ellos gritaban más todavía, gritando: “¡Mi Maestro, Hijo de David, misericordia para nosotros!” יַהשׁוּעָהְ Yahshuah se detuvo, los llamó, y dijo: “¿Qué desean que haga por ustedes? Ellos Le dijeron: “Maestro, que nuestros ojos sean abiertos.” Tuvo יַהשׁוּעָהְ Yahshuah רַחֲמִים (racjamiym) misericordia y tocó los ojos de ellos. En el momento recuperaron la vista, y Le siguieron.

 

Los dos ciegos son figura del estado patético en que se encuentran las Dos Casas de Yisraeil; sin embargo, los ojos de ambas casas verán a El Mesías

 

 

(מַתִּיָהוּ Matiyaju 20:34; מַרְקוֹס Markos 10: 52; לוּקַס Lukas 18:43).

 

La curación de los dos ciegos de Yriycjo aporta dos elementos importantes. Aunque los textos paralelos de Markos y Lukas poseen algunas diferencias, la esencia de la enseñanza no varía: La recuperación de la vista, es el acceso a una visión plena, es decir, la comprensión espiritual en el amplio sentido de la palabra. Lo más notable de este pasaje de Las Escrituras, es que los dos ciegos imploran a El Maestro porque saben que viven en la oscuridad.

Si tenemos en cuenta que no solamente se trata de un oscurecimiento físico, sino que también se trata de un oscurecimiento espiritual, de ignorancia, podremos en efecto considerar esta súplica como el elemento esencial en primera instancia. La toma de conciencia del estado real en que uno se halla, exige no sólo una buena dosis de lucidez, sino también dar prueba de una gran humildad. Esta es la actitud de los dos ciegos de Yriycjo:

ambos saben que no saben.

El reconocimiento de esta ignorancia es primordial para empezar a llevar a cabo una búsqueda auténtica. Una de las trampas que teje lo mental consiste precisamente en camuflar la ignorancia a fin de que no se lleve a cabo ninguna acción para ponerle fin. Este peligro es bien conocido y se ha señalado en repetidas ocasiones en la Enseñanza Mesiánica. Aquí se denuncia la actitud de quien cree conocer y no conoce, de quien cree ver y no ve, por el simple hecho que crea que ve. La ignorancia en este sentido es el origen de la mayoría de los errores del proceder humano. La Enseñanza de El Maestro en El Besorah o Buena Nueva es categórica, y constituye una advertencia contundente para aquellos que se han formado conceptos falsos por medio de la religión (la presunta sapiente).

 

 

Cuando Yahshuah les dice en יוֹחָנָן Yocjanan 8:32-33, 9:39:

 

y conocerán

 

הָאֱמֶת (jaEmet) la Verdad, y la Verdad los libertará.” (Verso 32)

 

Ellos le responden:

 

De la

 

זֶרַע (Zeraa) simiente de אַבְרָהָם Avrajam somos descendientes y no hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo tú vas a decir: Serán libres?” (Verso 33)

 

Él les dice con sabiduría:

 

Yo vine a este mundo para מִשְׁפָּט (mishpat) juicio, para que quienes no ven, vean, y para que quienes ven se vuelvan ciegos.” (יוֹחָנָן Yocjanan 9:39)

 

Así, “los que ven”, son “los que creen ver” o “imaginan ver en su mente”

 

Ellos cuestionan

 

 

“¿Acaso nosotros también somos

 

 

עִוְרִים (Ivriym) ciegos?” (יוֹחָנָן Yocjanan 9:40)

 

Él responde sabiamente:

 

Les dijo

יַהשׁוּעָהְ Yahshuah: “Si fueran ciegos, no tendrían pecado. Pero ahora, dicen: Nosotros vemos, sus pecados permanecen.” (Verso 41)

 

Por tanto, el error consiste en pretender que se ven, invocando, para justificar tal actitud, una ingente acumulación de saber y una gran capacidad intelectual, dando una prueba de grandes dosis pretenciosas y arrogantes, o haciendo valer un supuesto elevado estatus social, político o religioso, elementos todos ellos que favorecen y alimentan una apreciación repleta de ilusiones acerca de las propias capacidades de cada individuo. En cambio, para El Ser de Luz, El Maestro, El Yah de Salvación todo ello no es nada, y constituye una mentira que habrá de ser desmantelada de forma precisa y segura. Así, las concepciones personales de cada quien acerca de los hechos, los pensamientos sobre la Salvación y la identificación con opiniones religiosas determinadas, todo ello se pondrá en duda, se desmantelará, y la oscuridad será iluminada.

 

Nunca la oscuridad absorberá a la Luz; si no, enciende una luz en medio de una habitación oscura y verás el inminente e infalible resultado…

Zekbel

 

Los dos ciegos son conscientes de su estado interior y de su inmadurez, pero los dos quieren salir de este estado y ascender (Aliyah) de nivel.

A diferencia del ciego de בֵּית צַיְדָה Beiyt Tzayda o del ciego de nacimiento de יוֹחָנָן Yocjanan 9:6, los dos ciegos toman la iniciativa y, queriendo transformarse con todas sus fuerzas (דְּבָרִים Dvariym 6:5; מַרְקוֹס Markos 12:30; לוּקַס Lukas 10:27), piden ayuda. La pregunta de Yahshuah al enfermo en el estanque de Beiyt Tzayda (Casa de Pesca) exige una respuesta contundente: “¿Quiéres ser sano?

 

Consideremos ahora el elemento esencial en esta segunda instancia:

 

La gente los censuraba para que se callaran, pero ellos gritaban más todavía, gritando: “¡Mi Maestro, Hijo de David, misericordia para nosotros!”

 

A esta petición sincera y vital, se opone la multitud, que intenta como le sea posible acallarla. La multitud refleja, en este caso, las restantes tendencias o dinamismos presentes en cada ser humano, los cuales se oponen a la búsqueda de la Verdad y que, por supuesto, no desean ni siquiera oír hablar de la búsqueda de El Absoluto, de El que Libera, mucho menos del Reino de los Cielos que es Su Trono en el corazón de los dos hombres menesterosos de esa Luz. Pero, esta multitud externa grita tan fuerte que penetra hasta el interior de cada ciego, preservando en ellos su poder, sus múltiples intereses para silenciar las voces de ellos si no la obedecen. Es la multitud una turba de contradicciones, pues no se entiende lo que grita en sí. Así, la multitud intenta imponerse, avasallar y subordinar a fin de usurpar el trono interior de cada ciego. Es un reino dividido contra sí mismo (מַתִּיָהוּ Matiyaju 12:25; מַרְקוֹס Markos 3:24; לוּקַס Lukas 11:17), a propósito del cual Yahshuah ya había llamado la atención y que refleja una profunda verdad: hombre y mujer se hallan divididos en su espacio interior. Así, hombres y mujeres alrededor del mundo se convierten en unos poseídos, en presas fáciles de toda clase de pulsiones (fuerzas biológicas) conflictivas. Sin embargo, la verdadera lucha la trazan los dos ciegos, pues ésta consiste en haber conseguido elevar sus voces aún más que la multitud, es decir por encima de ella. Sus voces se hacen oír a pesar del tumulto imparable que les arremete con fuerza. Así, estos dos ciegos han cumplido con la primera condición para responder a la pregunta: ¿“Quieres ser sano”?:

 

Que tu sea sí; que tu no sea no…

 

De manera pues que, Yahshuah, El Maestro portador de la Fórmula Maestra, responde a este impulso inextinguible, pues, toda demanda auténtica de sanidad reclama necesariamente una respuesta definitiva:

 

Mejor, sea su hablar: Sí, sí; No, no. Lo que está de más, del mal es.

 

 

(מַתִּיָהוּ Matiyaju 5:37)

 

De tal manera que la frase profética de

 

Llamen, y se les abrirá

 

(מַתִּיָהוּ Matiyaju 7:7; לוּקַס Lukas 11:9)

 

Encuentra su resonancia en el proverbio, según el cual “No hay puertas pequeñas, sino golpeadores pequeños”.

 

En el Besorah de Yocjanan, el capítulo nueve trata particularmente del tema de la visión. Sólo en este capítulo se repite siete (7) veces la frase los ojos abiertos (versos 10, 14, 17, 21, 26, 30 y 32), y además aparece en tres ocasiones la palabra ojos, trece veces la frase ciego, invidente y trece veces la frase ver, vidente. Así, la facultad de ver es inseparable de la Luz (quien no ve, la Luz no le asiste; así, la visión es directamente proporcional a la luz y la ceguera a la oscuridad):

 

Dicho esto, escupió en el suelo, é hizo barro con la

 

רוֹק (rok) saliva; untó con el barro sobre los ojos del ciego, y le dijo יַהשׁוּעָהְ Yahshuah: “Ve, lávate en la מקוה (mikva) pileta de שִּׁלּוֹחַ Shiloacj (La traducción nominal impropia es Siloé)” (que significa, שָׁלוּחַ Shaluacj (Enviado)). Y fue, y se lavó, y regresó viendo. (יוֹחָנָן Yocjanan 9:6-7)

 

El barro en sí es un reflejo del hombre, que también proviene del polvo, que al ser humedecido se torna en barro y es susceptible de ser moldeado (אִיּוֹב Iov 4:19, 10:9). Pero, el hombre, el que proviene del barro y ha sido moldeado por el Alfarero (יִרְמְיָהוּ Yirmiaju 18:2-6) vive por Gracia de El Soplo de Yahweh (בְּרֵאשִׁית Breishiyt 2:7). Así, la intervención de Yahshuah, El Hijo del Alfarero, formula la siguiente pregunta: ¿Quién en el mero polvo es capaz de ver la Luz? Yahshuah devuelve la Luz para que haya visión. Él hace que la Luz llegue al hombre a partir de su misma condición humana; condición ésta que se haya embarrada. La pileta de שִּׁלּוֹחַ Shiloacj, cuyas aguas se mencionan en יְשַׁעְיָהוּ Yshayaju 8:6, es un lugar de purificación. Yocjanan precisa que Shiloacj debe interpretarse como Shaluacj o Enviado. Así, Yahshuah Ha sido Enviado para lavar la ignorancia que es la gran ceguera del hombre. Así reza el proverbio popular cuando dice: “El que no sabe es como el que no ve”. Así, el que no sabe, perece (הוֹשֵׁעַ Josheia 4:6). En hebreo, Shaluacj es el canal que envía el agua a la pileta. Así, la conciencia ordinaria del hombre debe sumergirse o bautizarse en el agua purificadora y así renacer a otro nivel. Obtener la visión es una experiencia espiritual muy íntima, y cuando se le pregunta al hombre cómo ha recobrado la vista, éste no puede sino referirse su propio testimonio personal y exclamar: ¡Heme aquí! He aquí su exclamación expresa el ascenso del hijo hacia la Luz (לוּקַס Lukas 16:8; יוֹחָנָן Yocjanan 12:36)

 

Todas las experiencias de estos hombres, que hasta entonces habían vivido en tinieblas, han permitido que hayan sido transformados, de tal manera que:

 

En el momento recuperaron la vista, y Le siguieron.

 

 

¿No es curioso y por demás prometedor que también en Beiyt Tzayda donde ocurrieran estos eventos, de igual manera también sucediera que Yahshuah, El Maestro de Galiyl, alimentase con cinco panes y dos peces (7) a 5000 (de 50 en 50), y que lo que haya sobrado se hubiese recogido en doce canastas?

 

 

 
 
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