La raíz de todos los bienes
Primer nivel
“La Fe y la razón son como el agua y el aceite, no son miscibles” Zekbel
“Si la Fe es capaz de transformar, entonces ésta es mucho mayor a la Energía que apenas se transforma” Zekbel
Sinónimos de Energía:
Entusiasmo, Vehemencia, Vigor, Énfasis, Fuerza, Intensidad, Aliento, Brío, Denuedo, Empuje, Potencia, Pujanza, Resolución, Seguridad, Ánimo, Ímpetu, Arrojo, Valentía…
Sinónimos de Fe:
Certeza, Certidumbre, Confianza, Convicción, Seguridad, Certificación, Fidelidad
El concepto popular de Energía:
La capacidad de un sistema físico para producir un trabajo. La Ley de la Conservación de la Energía dice que la energía no se crea ni se destruye, sino que se transforma.
La Energía puede manifestarse de diferentes maneras: en forma de movimiento (cinética), de posición (potencial), de calor, de electricidad, de radiaciones electromagnéticas, etc. Según sea el proceso, la energía se denomina: Energía térmica, Energía eléctrica, Energía radiante, Energía química, Energía nuclear, etc.
El concepto popular acerca de La Fe es el siguiente (En qué no consiste):
Creencia en algo sin necesidad de que haya sido confirmado por la experiencia o la razón, o demostrado por la ciencia.
Se ha creído erróneamente, de generación en generación, que Fe es “fe cristiana o evangélica
”, “fe budista”, “fe católica”, “fe musulmana”, etc., o referente a cualquier “credo religioso”, en donde se confunde el concepto de Fe con el concepto de “dogma religioso” o “doctrina o creencia religiosa”, al punto de concebir erróneamente, con el correr del tiempo, el término: “doctrina de fe” o “fe doctrinal”. Se cree también erróneamente que Fe es religión o hace alusión a una religión o secta en específico.
El concepto bíblico acerca de La Fe es el siguiente (En qué consiste):
Según algunas versiones de la Biblia:
La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven.
Es pues la emunah la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven.
La fe es la certidumbre de lo que se espera, la convicción de alcanzar lo que no se ve.
Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos.
Ahora bien, la fe es la garantía de los bienes que se esperan, la plena certeza de las realidades que no se ven.
La fe es fundamento de las cosas que se esperan, prueba de las que no se ven.
Ahora bien, la fe es garantía de lo que esperamos, prueba de lo que no vemos.
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
La fe es la constancia de las cosas que se esperan y la comprobación de los hechos que no se ven.
Y es la fe la seguridad que se tiene de cosas esperadas, la prueba que hay de cosas que aun no se ven.
El concepto maestro de La Fe es el siguiente (En qué consiste):
הָאֱמוּנָה
הִיא בִּטָּחוֹן בְּמַמָּשׁוּת הַדְּבָרִים הַמְקֻוִּים, הוֹכָחַת דְּבָרִים שֶׁאֵינָם נִרְאִים.
JaEmunah Jiya Bitacjon Bmamashut Jadvariym Jamkuym, Jocjacjat Dvariym Sheeiynam Niriym
La Fe es la confianza en la realidad de las cosas que se aguardan, la prueba de las cosas que no se ven.
La palabra Fe, que en hebreo significa Emunah, es hallada en Los Escritos Sagrados en 244 versos en un total de 247 veces.
Tiymotiyos Alef 6:10-11
Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero, y algunos, por dejarse llevar de él, se extraviaron de La Fe y se atormentaron con muchos dolores. Tú, en cambio, hombre de Elojiym, huye de estas cosas; corre al alcance de la justicia, de la piedad, de La Fe, de la caridad, de la paciencia en el sufrimiento, de la dulzura.
Si el extraviarse de La Fe es obtener la raíz de todos los males, entonces el hallar La Fe (hallar El Camino [Derecj]) es obtener la raíz de todos los bienes.
¿Por qué hallar la Fe es obtener la raíz de todos los bienes?
La palabra aramea para Fe es Amanota, y la palabra hebrea es Emunah. Así que este es el elemento clave que arroja luz sobre el por qué El Maestro se expresó en términos muy severos acerca de la ausencia de La Fe de los discípulos. Sin Fe, les decía, nada es posible.
En su sentido original, la palabra aramea Amanota significa precisamente en un conocimiento interior absolutamente cierto, una experiencia que no depende de los sentidos, sino que se basa en una realidad plenamente incuestionable. Considerada desde este concepto, La Fe es lo opuesto a la “creencia”; es decir, La Fe nada tiene que ver con una ideología, una opinión, un sistema de pensamiento o doctrina, dogmas o creencias religiosas. El autor de los Ivriym o Hebreos afirma que La Fe es la confianza en la realidad de las cosas que se aguardan, la prueba de las cosas que no se ven. En otras palabras, se trata de la certidumbre vivencial de una realidad invisible a los ojos ordinarios. Por tanto, La Fe no depende de referencias o criterios externos, pues tiene su propia certificación mediante la realización de una verdad intrínseca; se funda en una realidad espiritual inherente al ser mismo:
Yirmiaju 1:5 Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado: Yo, profeta de las naciones te constituí.
Te conocía desde antes de la fundación del mundo.
Cuando Polos enuncia su proposición: “Y si El Mesías no resucitó, la fe de ustedes es vana
…” (Koriyntym Alef 15:14-17), hace depender La Fe de un acontecimiento particular, en este caso de un prodigio. Pero, La Fe no puede ser vana. Si así fuera, entonces tendríamos que pensar que La Fe no es más que una “creencia”. Yahshuah habló de Fe a sus alumnos independientemente de su resurrección sin tener que recurrir a condicionarla en una creencia de si sería cierto que resucitaría o no. Cuando El Maestro anuncia: “Todo es posible para quien cree” (Marcos 9:23). Así, el tener Fe no depende de lo subjetivo. Las palabras hebreas Emunah (אֱמוּנָה) para Fe, Emet (אֱמֶת) para Verdad y Amén (אָמֵן) para Certitud están todas relacionadas con la misma raíz de la palabra aramea Amanota (אמ), la cual no en vano como palabra significa ‘Pueblo’.
Segundo nivel
Así, tener Fe permite experimentar algo sólido, estable, constante y seguro, todo ello reposa sobre una base firme. Ejemplo de ello es la siguiente experiencia en Matiyaju 14:25-31:
Y he aquí a la cuarta vigilia
(de 3 a 6 a.m.) de la noche, vino a ellos יַהשׁוּעָהְ Yahshuah caminando sobre el mar. Entonces los discípulos viéndoLe caminar sobre el mar, se aterraron diciendo: “¡רוּחַ רְפָאִים (Ruacj Rfaiym) Espectro es!” Y de miedo, se pusieron a gritar. En el momento les habló יַהשׁוּעָהְ Yahshuah y dijo: “Anímense, Soy Yo. No tengan miedo.” Respondió כֵּיפָא Keiyfa y le dijo: “Mi Maestro, si Eres Tú, envíame que vaya a Ti sobre las מַּיִם (mayim) aguas.” Dijo יַהשׁוּעָהְ Yahshuah: “Ven.” כֵּיפָא Keiyfa descendió de la barca y caminó sobre las aguas, yendo hacia יַהשׁוּעָהְ Yahshuah. Y al sentir la contundencia del רוּחַ (ruacj) viento tuvo miedo, y empezó a sumergirse. El gritaba: “¡Maestro mío, sálvame!” Inmediatamente extendió יַהשׁוּעָהְ Yahshuah la mano, lo sujetó y le dijo: “Qué poca fe, ¿por qué cedes a la duda?” (תְּהִלִים Tjiliym 18:17, El extiende su mano de lo alto para asirme, para sacarme de las profundas aguas)
Por medio de La Fe se puede caminar sobre las aguas sin hundirse; sin embargo Keiyfa dudó, y la duda trajo consigo el miedo, y el miedo trajo consigo el desastre. Justamente el miedo ha sido por siglos el recurso que han utilizado las religiones y los políticos para afianzarse en el poder y de paso tergiversar el concepto de Fe por el término vulgar de “creencia”. Presa del miedo, la Humanidad prefiere creer en algo o en alguien a tener Fe. Presa del miedo, la Humanidad es reclutada en pensamientos o ideologías, en creencias o doctrinas. Presa del miedo la Humanidad, incluso, ha ido más lejos aún, ha llegado hasta las supersticiones y los mitos. Cuando la conciencia de la Humanidad ha sido secuestrada, La Fe es el bálsamo que puede liberarla del encierro que ella misma se ha infligido.
Hallarnos en los linderos de La Fe es encontrarnos en el terreno de la prueba, de la evidencia, y no de la creencia o de la esperanza. Así, Emunah o Fe y Emet o Verdad proceden de Amen o Certitud, la Verdad que ha sido probada, el conocimiento y reconocimiento de lo que es. La afirmación de esta conformidad con la realidad que se impone por sí misma, por su propia autoridad, “Porque Yo no He hablado por Mí mismo, sino que El אַבָּא Aba (Padre) Mismo que Me Ha enviado Me Ha dado orden en lo que He de decir y qué He de hablar. Y Yo sé que Su mandamiento es Vida Eterna. Por eso lo que Yo hablo, lo hablo igual como El אַבָּא Aba (Padre) Me lo Ha dicho.” (Yocjanan 12:49-50). Por tanto, La Fe está en el orden de la Verdad, de la Certitud, de la Fidelidad. El hecho de que se aplique al mundo espiritual, es decir, a una realidad que escapa a los sentidos ordinarios y a los fenómenos meramente sensibles, no quiere decir que esté fuera del campo de la experiencia íntima. De modo que, el proceso no consiste en una profesión de Fe, sino en una confirmación vivida. Sin embargo, El Ruacj que “los introducirá a la Verdad completa” no es algo que se puede percibir fácilmente; Yahshuah dijo que, para captar רוּחַ הָאֱמֶת (Ruacj Ja Emet) El Hálito de Verdad, a Quien el mundo no puede recibir, porque ni Le ve ni Le conoce. Ustedes Le conocen porque Habita en ustedes y estará en ustedes. (Yocjanan 14:17), hay que cambiar de nivel. La razón es contraria a La fe. Para llegar a La Fe no se llega por medio del razonamiento o la lógica de las cosas. Si no, ¿Cómo pudiera explicarse un milagro por medio de la lógica o de la ciencia de la razón?
En la experiencia de El Maestro que camina sobre las aguas, La Fe no puede ser objeto de demostraciones racionales. No se puede definir La Fe por medio de las categorías presuntuosas del intelectualismo o de las fronteras franqueables de la ciencia. La Fe está más allá de los fenómenos sobrenaturales, pues está por encima de la energía del mundo sensible. El mundo de La Fe no es de este mundo, pertenece al mundo suprasensible.
Yahshuah se refiere a La Fe cuando dice: Y viene la hora, y ahora será, cuando los verdaderos adoradores adorarán a אַבָּא Aba (Padre) en רוּחַ (ruacj) hálito y en אֱמֶת (emet) verdad, porque también estos adoradores busca אַבָּא El Padre que Le adoren.
Esta adoración, aquí y ahora, es ante todo una apertura a El Ruacj y de obediencia (orientación) a la Verdad. La experiencia inquebrantable de la Verdad, de lo que es, aporta una Certidumbre que en nada se puede cuestionar, pero para llegar a esto se requiere de una preparación, una maduración que se cristalizará como la Nueva Yrushalayim. Fijémonos en que la oportunidad de acceder a estos niveles de ascenso (Aliyot) siempre está presente cuando El Maestro refiere: “Y viene la hora, y ahora será”, es decir, estamos en ella.
Tercer nivel
En varias ocasiones, los discípulos de El Maestro mostraron debilidad respecto de La Fe y el consiguiente Shalom que ella otorga. Así, por ejemplo, cuando la tempestad en el mar:
Y he aquí se desató gran tormenta en el mar, de tal forma que cubrían las olas la barca, pero
יַהשׁוּעָהְ Yahshuah estaba dormido. (Matiyaju 8:24)
Esta situación refleja un estado interior turbulento; el ser humano casi se anega en su propio psiquismo y sus perturbaciones. Este estado engendra a su vez una reacción de rechazo y de miedo. En medio de la situación El Maestro se encuentra dormido, lo cual significa que está ocurriendo la hecatombe aún estando Él dentro de la barca; para lo cual, es necesario comprender que no es necesario que El Maestro esté para que la Fe opere. El sólo hecho de que el texto advierta que “estaba dormido”, implica Su no participación premeditada a la hecatombe, es decir, hay tiempo y espacio para que los discípulos reaccionen con La Fe que les ha sido otorgada; sin embargo, no lo logran y es necesario que El Maestro despierte y les reprenda por ello, y les enseñe cómo calmar la situación en caso de las oposiciones externas. El ser humano debe aprender a lograr La Fe, el Amor y el Shalom esté o no esté El Maestro presente. Que no se nos olvide que Su Amor, Shalom y Fe han sido sembrados en el interior de los hombres (en sus corazones [Yirmiaju 31:33]). El objetivo es que la semilla brote, a pesar de las circunstancias externas, de lo contrario se atrofia y se pudre. Si El Maestro hiciera depender el curso de las cosas de su inminente presencia, entonces no tendría sentido la pregunta que El mismo nos hace ¿Dónde está su fe? (Lukas 8:25)
Entonces, Yahshuah interviene:
Él les dijo:
“¿¡Por qué se acobardan, qué Fe tienen!?” (Matiyaju 8:26)
En Marcos Yahshuah dice:
Y les dijo: « ¿Por qué están con tanto miedo? ¿Cómo no tienen fe?»
Mientras que en Lukas:
Entonces les dijo: « ¿Dónde está su fe?»
Igualmente, cuando Kefa intenta caminar sobre el agua y, presa de panico, empieza a hundirse, Yahshuah le dice:
“
Qué poca fe, ¿por qué cedes a la duda?” (Matiyaju 14:31)
Los discípulos se tornan vulnerables e impotentes porque carecen de Fe. A consecuencia de su Fe desfalleciente, son títeres de los elementos externos a su ruacj, es decir, son visiblemente afectados por sus pulsiones perturbadoras y sus emociones internas afectadas por las influencias externas.
En estas condiciones, donde el Shalom de ellos está totalmente atrofiado a causa de su anulada Fe, los discípulos no pueden ejercer poder alguno sobre ellos mismos. En cambio, gracias a Su Fe inquebrantable, Yahshuah les muestra que Él puede ordenar y ser obedecido:
Él se levantó y reprendió a los vientos y al mar, y se allegó una gran calma.
(תְּהִלִים Tjiliym 65:7, 89:9, 107:29) Se asombraron los hombres, y dijeron: “¿Quién es Él, que aún los vientos y el mar Le obedecen?” (Matiyaju 8:26,27)
Por su puesto, el gran poder del que hace prueba Yahshuah no se aplica solamente al plano material como todos solemos verlo en la superficie. El insiste en que el verdadero milagro se realiza en el mundo del interior, en las profundidades de cada ser humano para que el milagro en el mundo exterior se logre.
Hay una anécdota a este respecto que dice:
Había un hombre que relataba una historia sobre cómo los humanos debían cambiar sin poder ver su propio mundo interno donde ese cambio ocurriera, a fin de que el mundo externo, el cual sí podían ver, cambiara completamente. Sin embargo, habían numerosos individuos, hombres y mujeres entre su auditorio que lo injuriaban, lo amenazaban y lo escupían y, en suma, lo colmaban de ultrajes. El hombre estaba en medio de ellos como un cordero, soportándolo todo sin murmurar, sin quejarse. Habiéndole algunos preguntado con desprecio qué milagros había realizado El Maestro, él les dijo:
“Acaba de hacer uno; ninguno de sus ultrajes ha podido irritarme contra ustedes y yo mismo no estoy en absoluto conmovido…”
Según se desprende de las palabras que Yahshuah en Yocjanan 12:49, Yahshuah no habla ni actúa por sí mismo, sino obedeciendo lo que El Padre le ha ordenado. Este punto es de capital importancia, porque permite comprender el significado profundo de La Fe, que implica también obediencia (orientación). La verdadera fuente de autoridad radica en no hablar en nombre propio. El poder y la potencia emanan de una fuente impersonal.
Yahshuah ordenó:
…
y reprendió al viento y dijo al mar: “¡Silencio! ¡Calla!”. Y el viento se apaciguó, y sobrevino una gran calma. (Marcos 4:39)
Este poder provoca tanta sorpresa como miedo entre los discípulos, puesto que es la emanación de otro plano de la realidad, que impone respeto por su potencia.
Así, La Fe es, en realidad, el acceso a otro nivel de comprensión y, por tanto, su poder es extremadamente misterioso para la inteligencia ordinaria. La Fe permite liberar energías y fuerzas que tienen una incidencia efectiva en los planos inferiores de la realidad –incluido el plano material, pero, tal y como lo indicó Mashiyacj, su esencia no está en este plano. Es, sin duda, un poder nada común, pues se origina más allá de los pensamientos y las emociones y procede de una esfera que no pertenece al plano mental, sino a Un Orden Superior. Paradójicamente, la autoridad y el poder resultan de esta capacidad de obediencia, es decir de la orientación hacia ese Orden Superior, es decir, El Nivel donde Yah sostiene al Universo. Es significativo comprobar que Yahshuah considera que Sus discípulos carecen de Fe porque no son capaces de sanar, esto es, porque carecen de todo poder.
Cuarto Nivel
(continúa es estudio)