El Maestro Pregunta al discípulo sobre si Le ama
Hay una parábola muy, muy hermosa sobre El Maestro. Medita sobre ella.
Cuando desayunaron, dijo El Maestro a Shimon Keiyfa: “שִׁמְעוֹן Shimon, hijo de יוֹחָנָן Yocjanan, ¿Me amas más que éstos?” Le respondió כֵּיפָא Keiyfa: “Sí, אֲדוֹנִי Adoniy (Mi Maestro), Tú sabes que te amo.” Le dijo El Maestro: “Cuida Mis Corderos.” Le preguntó por segunda vez: “שִׁמְעוֹן Shimon, hijo de יוֹחָנָן Yocjanan, ¿Me amas?” Le respondió כֵּיפָא Keiyfa: “Sí, אֲדוֹנִי Adoniy (Mi Maestro), Tú sabes que te amo”. Le dijo El Maestro: “Pastorea Mis Ovejas.” Le preguntó por tercera vez: “שִׁמְעוֹן Shimon, hijo de יוֹחָנָן Yocjanan, ¿Me amas?” Se entristeció כֵּיפָא Keiyfa porque le preguntó la tercera: “¿Me amas?” Y dijo כֵּיפָא Keiyfa: “אֲדוֹנִי Adoniy (Mi Maestro), Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo”. Le dijo El Maestro: “Cuida Mis Ovejas. אָמֵן (Amein) ciertamente,אָמֵן (Amein) ciertamente te digo, cuando eras más joven te vestías y caminabas por donde desearas, pero cuando seas viejo extenderás las manos y otro te vestirá, y te llevará adonde no desees.”
Este es un episodio muy curioso donde El Maestro le pregunta tres veces a Keiyfa: « ¿Me amas?». Y Keiyfa lo afirma con creciente ardor diciendo que Le ama.
¿Cuál es el significado de esta repetición aparentemente sin sentido? ¿Por qué tres veces? Una vez es suficiente. Cuando le preguntas a alguien « ¿Me amas?», contesta sí o no y asunto terminado. ¿Por qué repetirlo tres veces?
Primero, tres es el símbolo de tres niveles de ascenso: físico, amor, oración. Efectivamente estas tres preguntas no son idénticas al original, pero las traducciones son pobres —pobres comparadas con la lengua antigua, porque las lenguas modernas son científicas, cuadrangulares, metódicas, racionales. Y la lengua antigua no era científica ni cuadrangular; esa era su belleza —era poética. Por eso una simple palabra tenía muchos significados, y también había muchas palabras con un solo significado. Era más fluido, había más posibilidades. En el original no puede decirse que las tres preguntas sean todas iguales; no lo son.
Hay dos palabras distintas para el amor. En las preguntas originales de El Maestro se utiliza el verbo amar, que significa un estado de amor, no una relación. Cuando El Maestro dice « ¿Me amas?», lo que está diciendo es: « ¿Estás en oración conmigo?». Está preguntando por lo más elevado. Hay que entender esta diferencia.
Una relación es un estado inferior. El estado más elevado de amor no es en absoluto una relación, sencillamente es un estado del ser. Igual que los árboles son verdes, un amante es amoroso. No son verdes por una razón particular, no es que se pongan verdes cuando tú llegas. La flor continúa derramando su fragancia tanto si llega alguien como si no, tanto si alguien la aprecia como si no. La flor no suelta su fragancia cuando ve que se acerca un poeta —«Este hombre va a apreciarlo, este hombre podrá comprender quien soy yo». Y no cierra sus puertas cuando ve pasar por allí a una persona estúpida, idiota —insensible, insulsa—, un político o algo así. La flor no se cierra —« ¿Qué sentido tiene? ¿Por qué echarles perlas a los cerdos?». No, la flor sigue esparciendo su fragancia. Es un estado, no una relación.
Cuando El Maestro preguntó por primera vez « ¿Me amas, Keiyfa?», está utilizando la frase (הַאִם אַתָּה אוֹהֵב אוֹתִי?) Jaim Ata Ojeiv Otiy; que quiere decir: « ¿Estás en estado de amor conmigo?» —estado de amor conmigo. El Maestro quiere decir « ¿El amor que sientes por mi se ha transformado en amor hacia el todo? ¿Me he convertido en la puerta hacia el todo, hacia lo divino? ¿Me amas no solo como persona, sino como representante de Elojiym? ¿Ves a mi Padre en mí? ¿Puedes ver en mí al mismo Elojiym?». Este es el significado de (אָהַב) Ajav: implica oración, compasión.
«Compasión» es una hermosa palabra. Viene de la misma raíz que pasión. ¿Cuando se convierte la pasión en compasión? La pasión es una relación, un deseo de relacionarse, una necesidad; crea dependencia, ataduras, y en su estela entran todo tipo de miserias. La compasión es la misma energía, pero ya no es un anhelo de relacionarse. No es que no se relacione, sino que ya no hay deseo. La compasión es un estado en el que puedes estar a solas y perfectamente feliz, absolutamente feliz. Puedes ser feliz con la gente, puedes ser feliz estando a solas —entonces has alcanzado la compasión. Pero si no puedes ser feliz estando a solas y solo puedes serlo estando con alguien, entonces es pasión, eres dependiente. Y, naturalmente, te enfadarás con la persona sin la que no puedes ser feliz. Te enojarás —es por lo que los amantes se enfadan entre sí, siempre enfadados —porque a nadie le gustan las ataduras.
La libertad es el valor supremo del alma humana, por tanto, cualquier cosa que degrade tu libertad, que crea un confinamiento a tu alrededor, lo odias. Por eso los amantes se odian continuamente. Los psicólogos han llegado a ver que una relación de amor no es simplemente eso. Ahora lo llaman relación de «amor-odio», porque el odio siempre está presente. Así pues, ¿por qué llamarlo solo amor?
No hay mucha diferencia entre un amigo y un enemigo. Con el amigo la relación es de amor-odio, y con el enemigo la relación es de odio-amor. Esa es la única diferencia —solo una diferencia de énfasis. El amor por encima del odio que se esconde detrás —esto es amistad. El odio que se coloca por encima del amor —esto es enemistad.
Míralo. Obsérvalo. Compasión significa que has trascendido la necesidad de depender de alguien. Ahora puedes compartir, porque ya no necesitas. Solo se puede compartir cuando ya no se necesita. Solo se puede dar cuando no se necesita. Los mendigos no pueden dar porque anhelan que alguien les dé amor, ¿cómo vas a poder dar? A lo sumo puedes aparentarlo. Y la situación es igual a la inversa. El otro, él o ella, aparenta que te ama, para que tú puedas amarlo. Ambos se están engañando, por eso las lunas de miel no pueden ser muy largas.
¿Durante cuánto tiempo puedes estar engañando? ¿Cuánto? Cuanto más inteligente seas, menor será la luna de miel. Si eres realmente muy inteligente, entonces bastará con la primera noche, estarás terminado. Poco a poco irás viendo que tú eres un mendigo, y él o ella también lo es, y los dos mendigos están pidiendo que el otro les satisfaga. Pero no tienen nada. Solo están aparentando, prometiendo. Esa promesa es solo para obtener. Pero, en primer lugar, nadie posee, por tanto, nadie puede obtener. Antes o después uno empieza a darse cuenta de que son pretensiones. La esposa se enfada porque la han engañado, y el marido se enfada porque también lo han engañado. Y realmente nadie ha engañado.
Los mendigos no pueden dar. Solo se puede compartir cuando se tiene. La compasión se puede compartir porque es desbordante —como una nube llena de lluvia, lista para ser derramada.
La primera vez El Maestro pregunta: ¿Me amas? Utiliza la palabra (אָהַב) Ajav. (אָהַב) Ajav es compasión, (אָהַב) Ajav es amor consciente, amor por medio de la comprensión, no por encaprichamiento; amor mediante la consciencia, no por un gusto inconsciente —porque te gusta el tipo de la mujer, o la nariz del hombre, o te gusta el color del pelo o de sus ojos. Todo esto son tonterías; ¿cómo puede suceder el amor por estas cosas? El amor no es un gusto, es una comprensión. No es emocional. Cuando contiene una inmensa inteligencia, una compasión, en esa intensidad de compasión, (אָהַב) Ajav sucede.
En su respuesta Keiyfa utiliza la palabra (חָפֵץ) Cjafets. Keiyfa dice «Sí, mi Maestro, ¡te amo!». Pero está utilizando otra palabra. No está usando (אָהַב) Ajav, está utilizando (חָפֵץ) Cjafets —el prefijo que forma las palabras «agradar, amar, aprobar, codiciar, complacer, deleitar, desear, placer, querer».
(חָפֵץ) Cjafets, tiene la cualidad del afecto personal, es una relación, no un estado. No es consciencia, es inconsciencia. En (אָהַב) Ajav uno se eleva, en (חָפֵץ) Cjafets uno cae. Por eso se dice «caer en el amor», se tropieza con él, se sucumbe a él, con él se cae dentro de un hoyo oscuro. (חָפֵץ) Cjafets es inconsciencia, no procede de estar alerta, de darse cuenta, de la comprensión, la observación; no viene de un alma integrada, no sale de la individuación. Proviene de algún impulso oculto, del instinto, del enamoramiento —es deseo.
El Maestro pregunta por segunda vez, volviendo a utilizar la palabra (אָהַב) Ajav. El Maestro golpea una y otra vez. Keiyfa ha perdido; era tan sencillo. Pero tú también sigues perdiendo el camino, recuérdalo. No se da cuenta de que El Maestro está preguntando con una palabra y él está respondiendo con otra distinta; no es más que algo inconsciente.
El maestro tiene que volver a preguntar una segunda vez. Una vez más, utiliza la palabra (אָהַב) Ajav para que Keiyfa pueda oírlo bien —tal vez ahora lo escuche—. Pero, una vez más, la respuesta de Keiyfa es en el plano personal. De hecho, se puso algo enojado. Debió de pensar « ¿Qué está pensando de mí El Maestro —que soy estúpido o algo así? He dicho “te amo” y otra vez vuelve a hacerme la misma pregunta». Debió de enfadarse un poco. Pero otra vez volvió a usar la palabra (חָפֵץ) Cjafets. Cuando te enojas eres aún más inconsciente. Ahora ya no puede oír lo que El Maestro está diciendo, no puede ver quién es El Maestro, una vez más se enceguece. Le ha molestado que le haga otra vez la misma pregunta. Una vez más se lo pierde.
La tercera vez, El Maestro acepta la falta de comprensión de Keiyfa, y él mismo utiliza la palabra (חָפֵץ) Cjafets. ¿Por qué? Porque El Maestro ve que Keiyfa no va a comprender ese estado —nunca lo ha probado; está más allá de él. Cuando el Maestro ve que tú no puedes llegar a él, es él quien viene a ti, tiene que descender. Cuando Él está llamándote a gritos y tú no acudes, Él desciende a tu oscuridad, te agarra de la mano y te saca de allí.
La tercera vez, El Maestro usa la palabra (חָפֵץ) Cjafets, y Keiyfa, agraviado por la insistencia, protesta de su amor aún más ardientemente. Debió de enfadarse todavía más. « ¿Por qué sigue El Maestro preguntándome una y otra vez cuando ya le he contestado? ¿Tendrá El Maestro algún tipo de recelo en su mente? ¿Tendrá alguna duda sobre mi amor?» Debió de plantearse todas estas preguntas. Sigue perdiéndoselo. Aún utilizando la palabra (חָפֵץ) Cjafets — El Maestro se ha acercado mucho a su comprensión. Pero incluso allí… Ahora está muy enfadado, y El Maestro está justo a su lado tomándolo de la mano, pero él no puede ver. Sigue declarando: «Te amo», pero es la declaración de su egoísmo.
El Maestro le dice con suavidad: «Ve y da de comer a mis corderos».
«No sirve de nada», dice El Maestro, «tendré que esperar otro momento. Ahora no va a suceder». El Maestro a veces tiene que esperar durante años. El discípulo, por un lado, quiere que suceda, pero, por otro lado, no hace más que poner todo tipo de impedimentos, obstáculos. Pero esto también es natural, porque, ¿qué se puede esperar más de una mente inconsciente? ¿De una mente que realmente no sabe lo que significa consciencia, que vive en una mazmorra oscura sin haber visto nunca ninguna luz? Y tú sigues hablando de amor y de luz… Por compasión, El Maestro dice: «Está bien, Keiyfa, ve y da de comer a mis corderos. Olvídalo. Ahora no es el momento oportuno. En primer lugar, no debería haberte preguntado. Tendré que esperar».
Cuando dejas de inventarte a ti mismo —tu ego es tu invención—, cuando dejas de crear una falsa personalidad en torno a ti, cuando empiezas a ser justo aquello que eres, cuando empiezas a relajarte en la existencia… Si tú te inventas a ti mismo, inventarás también a los demás. Continúas creando una imagen muy hermosa de ti mismo y, correspondientemente, sigues creando hermosas imágenes de los demás. Ni tu imagen de ti mismo es verdad, ni tampoco la imagen que tienes de los demás. Por tanto, vives en un tipo de ilusión, una y otra vez te quedas frustrado, porque nada está de acuerdo con tu imagen. No puede estarlo —tu imagen no es más que tu invención, no es la verdad.
Cuando dejamos de inventarnos a nosotros mismos, dejamos de inventar a los demás, y de pronto hay una base común, una existencia común. La pasión desaparece, y cuando la pasión desaparece, aparece la compasión.
El significado de la palabra (אָהַב) Ajav es tener una pasión tan intensa que ella misma arde de tal intensidad. Es tan intensa que arde y desaparece en el fuego —el fuego de su propia intensidad. Entonces surge un tipo de amor totalmente distinto: la compasión. Te inunda, formando olas continuamente, día y noche, año tras año. Y aquel(la) que esté list@ para participar de ella, puede hacerlo; aquel que esté preparad@ para recibirla y digerirla, puede hacerlo y realizarse a través de ella.
Fluye para todos, para todas las cosas.
En el mismo fuego de la pasión nace la compasión. De la pasión nace la compasión. Lo material no puede contener al amor, el amor no puede contener la oración. Sin embargo, el amor existe en lo material igual que el niño existe en el vientre, o el pájaro existe en el huevo —el huevo lo protege durante un tiempo y después estorba. El huevo tiene que romperse entonces, porque el pájaro ha de salir y volar por Los Cielos, y luego el Universo…. Quien tenga oído que escuche y quien tenga entendimiento que comprenda….